A veces en las tardes llega tu aroma
esa brisa tímida
henchida en nobleza
ese aliento esmerado por saciar el hambre de infantes
ese tesón del día marcado en tu pecho sofocado…
Succioné tus cuidados,
capture tus ojos atiborrados de elogios
me recliné en tu amparo.
Aquí está tu aroma
convidándome a la dulce entrega,
no es un día de mayo lleno de agasajos
ni un cumpleaños pomposo
es la siembra radiante
el legado que salvaste de una tolvanera.