Si los fusiles dispararan versos,
yo sería soldado y asesino,
un promotor de guerra, un terrorista,
un francotirador, un mercader
de materiales bélicos baratos,
para que todos tengan sus fusiles,
sus ametralladoras, sus pistolas,
y que nunca les falten municiones.
Y ametrallar el mundo a versos puros,
pero que, en vez de plomo, sea paz
lo que llene los cuerpos de la gente.
A nadie matarían nuestras balas,
y hasta la flor, la mariposa, el ave,
promovieran la guerra, como yo.