Siempre me he servido de mis cuentos,
para saquear las estaciones en todos los
puntos cardinales.
La destrucción impredecible del tiempo,
ha dejado escombros en cada huella dada
sobre la arena citadina.
La ebriedad esta incrustada en mi bandera,
amarrada con ladridos silenciosos a la bahía
de la distancia.
Ahogado por todos los fantasmas que me inundan,
arroje el ancla y el timón, para terminar varado
en el fondo de este abismo.
Rufián, pirata sediento sin más ley que las
balas de este cañón/poema, reconozco el
lamento de aprender a vivir lo inesperado
en este navegar sin retorno.
El galeón sigue avanzando inmerso bajo
soles negros, guiado por constelaciones torcidas
y agua suspendida en forma de relámpagos.
el sur, una travesía entre aguas turbulentas, acantilados
y espuma de m(B)ar.
El desgaste de esta voz, florece tras las noches
de tormenta, cual rayo que nace en la niebla
espesa, tratando de vislumbrar el camino más
lejano.
Estoy fundido con el mundo, soy principiante
en casi todo, soy un mar de dudas, cangrejo moro,
insurrecto redomado, agua, viento, polvo contemplando
la danza apagada de las llamas, en cada nuevo amanecer.